Isabel II de España, la reina castiza (1833-1868)

La ausencia de hijos varones de Fernando VII, que contaba únicamente con su hija Isabel (la futura Isabel II de España), hizo que el trono sucesorio tras su fallecimiento estuviese disputado con su hermano Carlos María Isidro. Esto fue alimentado por la supresión que hizo Fernando VII de la Ley Sálica, permitiendo que las mujeres heredasen la corona del reino. Esta situación generó, tras su muerte, una serie de guerras entre isabelinos y carlistas, defensores cada uno de un pretendiente al trono de España. Estas guerras se conocieron finalmente como las guerras carlistas, y se distribuyeron en varios momentos del siglo XIX.

Infancia de Isabel II de España

Isabel II es la primogénita de Fernando VII, y nace en Madrid de 10 de octubre de 1830. Comienza su reinado en 1833 tras la muerte de Fernando VII, cuando tenía solamente 3 años de edad.

Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII y hasta la supresión de la Ley Sálica heredero al trono, no asume que se la nombre Princesa de Asturias. Esta negativa da inicio a las guerras carlistas.

Durante su corta edad, inviable lógicamente para reinar, se producen dos regencias. La primera es de la mujer de Fernando VII, María Cristina, que la asume hasta 1840. Posteriormente se sucede la regencia del general Espartero hasta 1843.

Regencia de María Cristina (1833-1840)

La regencia de María Cristina destaca por ser el momento de la primera guerra carlista. Ante esta situación, la regente busca el apoyo del sector más liberal, y se ve obligada a destituir al jefe del gobierno Cea Bermúdez, quien es sustituido por el liberal Martínez de la Rosa. Éste mantiene las antiguas instituciones pero con modernidad y aplicando políticas moderadas. Esto no convence a los liberales, que quieren que se aplican reformas de más calado, lo que lleva a la aprobación del Estatuto Real de 1834. En este estatuto se recorta la libertad de prensa y asociación, y además, en los sufragios solo pueden votar aquellas personas cuyas rentas provengan de propiedades.

El 12 de agosto de 1836, cuando María Cristina se encontraba de vacaciones en la Gran de San Ildefonso, el 2º Regimiento de la Guardia Real, contando con diferentes apoyos, se dirige al palacio para revocar el Estatuto Real y volver a la Constitución de 1812. Al día siguiente, el presidente del consejo de ministros, Francisco Javier de Isturiz dimite, y se nombra a José María Calatrava en su lugar. Éste restituye a Mendizábal como Ministro de Hacienda.

Desamortización de Mendizábal

Álvarez Mendizábal destacó por su famosa desamortización, que consistió en sacar a pública subasta las tierras y bienes no productivos de las manos muertas, básicamente de la iglesia y la nobleza. Pretendía ingresar dinero en las arcas del estado y crear una nueva burguesía de labradores, aunque en la realidad, los labradores no podían pujar esas cantidades de dinero en la subasta pública, haciendo que se lo quedasen las personas más adineradas. La iglesia reaccionó a la incautación de sus bienes excomulgando a los que los vendían y compraban, generando reticencias en los compradores y haciendo que bajaran los precios.

Con la finalización de la primera guerra carlista en 1840 tras la firma del Abrazo de Vergara, la regente se ve forzada a dejar el reinado y exiliarse a París, dejando la tutela de sus hijas a Agustín Argüelles y la condesa de Espoz y Mina. Asume ahora la regencia el general Espartero

Regencia del general Espartero (1840-1843)

Espartero tuvo una muy cuestionable política interior, además de haber mostrado su mala gestión en la insurrección de Barcelona. Estos hechos hacen que dimita en 1843.

El gobierno provisional convoca entonces a las cortes, proclamando el 8 de noviembre e 1843 la mayoría de edad de Isabel para poder reinar sin necesidad de regentes, cuando contaba con tan solo 13 años. Dos días después, Isabel jura la Constitución como Reina de España.

Reinado de Isabel II de España

Los primeros años de su reinado destacan por la política moderada establecida por el jefe del gobierno Ramón María Narváez. Esta época se conoció como la década moderada. En este intervalo de tiempo apareció la Constitución de 1845, se reforma la hacienda pública y se firma el concordato con la iglesia, mediante el cuál se la reconoce como Reina de España a cambio de finalizar la subasta pública de la desamortización. En 1844 se crea la Guardia Civil, un tipo de policía rural de carácter militar bajo el control del gobierno. Con este cuerpo recién formado se busca reducir el bandolerismo presente después de la guerra carlista.

Matrimonio y artes amatorias

Es también en esta época cuando se busca matrimonio para la Reina, seleccionando finalmente a Francisco Asís de Borbón, con quien se casa el 10 de octubre de 1846. El consorte de la reina generaba dudas y corrieron rumores sobre la orientación sexual del Francisco, algunas veces alimentadas por la reina. Esto hizo que la reina tuviese también una lista relativamente amplia de amantes. Entre ellos destacan Miguel Tenorio de Castilla y el general Serrano. A pesar de ello, Isabel II de España tuvo 11 hijos, de los que solo 5 llegaron finalmente a la edad adulta.

Influencias en los primeros años

Hasta prácticamente la mitad del siglo XIX, la reina estuvo rodeada de una camarilla de consejeros moderados, provenientes de la esfera de la regencia de su madre. Es precisamente en esta época cuando aparece por primera vez el sello postal en España. Esta primera tirada de sellos ve la luz el 1 de enero de 1850, mostrando la efigie de la Reina Isabel II de España mirando hacia su derecha. Pero a partir 1854 aproximadamente, en la corte empezaron a aparecer consejeros de un talante más conservador y clerical, como Sor Patrocinio o el Padre Claret, procedente de la esfera de Francisco de Asís. Sea quien fuere, ambos grupos consejeros miraban principalmente más por sus intereses que por el estado. Pero sin duda pugnaban por influir sobre la reina, quien aun era muy joven.

Intento de regicidio del cura Merino

El 2 de febrero de 1852, cuando la reina salía de la Basílica de la Virgen de Atocha en Madrid, el clérigo Martín Merino saca un estilete de su hábito y apuñala a Isabel, hiriéndola moderadamente. Los alabarderos detienen inmediatamente al atacante. Acto seguido, la reina Isabel II solicita que sea liberado, mientras que su madre regente solicita que sea castigado con la pena capital. Finalmente, el reo es ajusticiado a muerte por garrote vil, llevándose a cabo el 7 de febrero del mismo año. Previo a su sentencia, se le quitó su condición eclesiástica.

Intento de asesinato de Isabel II de España por el cura Merino.

Intento de regicidio a Isabel II por parte de Martín Merino en una estampa de alrededor de 1852.

Al gobierno de Narváez le sucede el de Bravo Murillo, de un perfil mucho más tecnócrata. Aplican métodos positivos en la administración pública y llevan a cabo el desarrollo de muchas infraestructuras. Sin embargo, los progresistas, que no están en el poder, hacen que aumente su descontento y favorecen la emergencia de las conspiraciones revolucionarias.

La vicalvarada

En junio de 1854 se produce la vicalvarada, un pronunciamiento militar llevado a cabo, entre otros, por Leopoldo O’Donnell. Su objetivo principal es eliminar la corrupción y cambiar el gobierno. Pero la participación de los progresistas hace que sea un levantamiento popular. Se firmó finalmente el Manifiesto de Manzanares, redactado por Cánovas del Castillo, mediante el cuál se exigen reformas políticas y unas cortes constituyentes con un perfil más liberal. La reina entrega el poder a Leopoldo O’Donnell y al general Espartero.

Revolución de 1854, también conocida como vicalvarada, retratada por Eugenio Lucas Velázquez. En ella se muestra la revolución en la Puerta del Sol de Madrid.

El gobierno de O’Donnell redacta una nueva constitución con un carácter mucho más progresista. Además, se promulgan leyes como la de Ferrocarriles y las Bancarias y de Sociedades para impulsar la economía de España. Se retoma la desamortización con Madoz, provocando una ruptura con el Vaticano. Dos años después de la vicalvarada, Isabel decida reinar. Primero recurre a O’Donnell, para desplazar a los progresistas y restablecer la constitución de 1845, pero a continuación impone a Narváez en el bienio de 1856 a 1858.

A continuación se inicia una alternancia en el poder en el partido moderado de Narváez, el partido Unión Liberal creado por O’Donnell, de marcado carácter centrista.

Cambios de gobierno y colapso

Entre 1858 y 1863 fue O’Donnell quien gobernó, destacando por ser un periodo de calma social, prosperidad económica y reactivación de la política exterior. Cuando cae O’Donnell, el sentimiento de colapso del régimen político y de la monarquía es generalizado. El modelo político de sistema moderado se hundía, arrastrando a la monarquía. La vuelta de Narváez aceleró los preparativos por parte de sus oponentes de una conspiración revolucionaria. Esta situación creó una alianza que se ratificó con el pacto de Ostende en agosto de 1866. Éste agrupó a los de la Unión Liberal y los demócratas, entre los que figuraban Sagasta, Pi i Margall, Prim y Serrano.

La coincidencia de una crisis económica y el endurecimiento del régimen de Luis González Bravo, responsable de la represión de la noche de San Daniel, sirvió para que la revolución estallase.

Revolución de La Gloriosa

La armada española atracada en Cádiz al mando del almirante Topete se pronuncia en contra de la monarquía el 18 de septiembre de 1868. Este movimiento se extiende por el país, siendo esencial el apoyo de toda la costa mediterránea y de Barcelona. La revolución, conocida como La Gloriosa, triunfa finalmente con la batalla de Alcolea. La reina, de vacaciones en Guipúzcoa, se reúne con Bravo Murillo y solicita ayuda a Napoléon III, pero este rechaza ayudarla. Finalmente, el 30 de septiembre de ese año, la reina se ve obligada a exiliarse en Francia junto a su familia.

Pintura que representa al almirante Juan Bautista Topete (1887), realizada por Rafael Monleón y disponible en el Museo Naval de Madrid).

Con la reina exiliada, se inicia en España lo que se ha conocido como el Sexenio democrático. En este periodo se ensaya una nueva monarquía con Amadeo I de Saboya y una república.

Durante 30 años la Reina Isabel II de España vivirá en París exiliada. En 1874 la reina abdica en su hijo Alfonso y no volverá a pisar España hasta la restauración de la Monarquía por Cánovas del Castillo.

El 9 de abril de 1904, la reina Isabel II fallece en su residencia de París. Sus restos se trasladaron al Panteón Real de El Monasterio de El Escorial.